Amor verdadero

(La Profe Sofía instruye a sus alumnos acerca del verdadero amor)

Profe Sofía: - Dime hijo, ¿para ti qué es el amor?

Carlos: - Es querer a alguien.

Profe Sofía: - ¿Para ti, hija, qué es un gran amor?

Jessica: - Querer apasionadamente.

Profe Sofía: - Pues bien, estas respuestas están diametralmente alejadas de lo que es el verdadero Amor. En primera instancia, la palabra “querer” lleva implícito un alto grado de egoísmo, pues indica que se desea algo para sí, que hay un interés particular en la relación. En segundo término, la pasión nos aleja del verdadero amor, puesto que esta aparece cuando el instinto nos domina, cegando nuestro entendimiento y opacando la sensibilidad. En ese momento la relación se convierte en un desenfrenado goce sexual, que poco tiene que ver con el verdadero amor, y que por el contrario, es generador de conflictos, desavenencias, desengaños, sufrimientos y a la larga, de enfermedades; y paulatinamente va conduciendo a la degeneración de la raza. El enamoramiento no es amor sino deseo.

Esteban: - ¿Cómo así profe?

Profe Sofía: ​- La mayoría de las personas buscan que su pareja les haga felices. Están siempre a la espera de recibir algo de la otra persona; ya sea comprensión, caricias, placer, compañía, etc. Buscan la felicidad en el recibir, pero la felicidad real y duradera está en el dar, en el entregarse espiritualmente.

Jessica: - Entonces, ¿qué es el amor?

Profe Sofía: ​- El amor es la fuerza más poderosa del Universo, que nos unifica con todos los seres y toda la Creación. El amor es una energía muy sutil que sobrevive a la muerte del cuerpo, ya que es experimentado por el Espíritu. Cuando percibimos el amor de esta manera, no sólo sentimos verdadero amor, sino que nos convertimos en amor, nos unimos a Dios que es Amor. El verdadero amor debe elevar a los seres; debe proyectarlos en la evolución; debe estar exento de egoísmo y de condicionamientos.

Mario: - Ese es un concepto muy difícil de abarcar. ¿Propone que amemos como Dios nos ama?

Profe Sofía: ​- Recuerda que somos dioses en potencia; por lo tanto, debemos parecernos a Dios. Experimentar este amor tan elevado es una de las cosas que nos hace semejantes a La Divinidad, y nos acerca más a las personas.

Karina: - ¡Qué bueno llegar a experimentar el amor de esa manera!

Profe Sofía: ​- El verdadero amor debe ser un sentimiento sublime, desinteresado, altruista. Quien realmente ama, no busca satisfacciones egoístas, sino que aspira a proporcionar felicidad y armonía al ser amado. Cuando se ama realmente, se desea con fervor que la otra persona sea feliz, que viva en completa armonía, que nada le falte.

Rolando: - Hoy en día es difícil encontrar esa clase de amor.

Profe Sofía: ​- El amor sincero hacia la pareja lo vive quien está en completa disposición para alejarse, si con ello abre paso a la felicidad de esa persona; en esta renuncia expresa el más puro y sublime amor. En donde hay verdadero amor no hay exigencias, no hay expectativas, no hay dependencia. De esta manera no sentimos tristeza si la persona amada se aleja, porque la hemos dejado libre; ya que no la hemos considerado como una posesión, y por lo tanto no hemos hecho depender nuestra felicidad de ella.