La adolescencia

(Angélica está atravesando la difícil etapa de la adolescencia)

Profe Sofía: - Te noto muy angustiada, linda.

Angélica: - No me siento cómoda en ninguna parte, profe. Si comparto con niños, me siento ridícula, y entre adultos me parece que estoy fuera de lugar.

Profe Sofía: - Ese es un síntoma de la adolescencia. Tu cuerpo y tu alma están sufriendo cambios que hacen que no sepas si eres niña o adulta, y eso hace que te sientas desubicada.

Angélica: - ¿Tengo que soportar esto por el resto de la vida?

Profe Sofía: - ¡Por supuesto que no, mi niña! Es algo pasajero, aunque dura cierto tiempo. Debes ser paciente y comprensiva contigo y con los demás. Contigo, para no culparte por sentir diferente; con los demás, porque a menudo puede parecerte que todos están en tu contra, que los demás quieren controlarte, que las otras personas intentan molestarte y llevarte la contraria de manera consistente.

Angélica: - Sí, nadie me entiende, todos están en contra mía.

Profe Sofía: - Pero no es real; es sólo una apreciación tuya, porque tu sensorio está cambiando, debido a que se están modificando tus flujos hormonales, pues ya estás en camino a ser una persona adulta, y quieres probar cosas, ensayar, intentar, confirmar, un sinnúmero de situaciones que hasta ahora no se te habían ocurrido, y juzgas las actitudes de los demás como si fueran tus enemigos. Hasta tu madre y tus amigos o parientes más cercanos, te parece que se hubiesen vuelto en tu contra; pero es sólo un cambio de visión, un punto de vista nuevo que se te presenta. Debes ser muy reflexiva en cada caso, para encontrar el fondo de los hechos, evitar caer en injusticias, y no enredarte en disparates.

Angélica: - Es muy difícil conseguir todo eso.

Profe Sofía: - Lo sé, pero también sé que es posible, con un poco de esfuerzo. Tú eres una chica muy amorosa, comedida y comprensiva; sigue siendo tú, y evita que los cambios en tu ser te lleven a obrar de forma negativa.

Angélica: - Lo intentaré. Gracias, profe.